No me he sentado en compañía de libertinos ni me he divertido con ellos; he vivido solo, porque tu mano estaba sobre mí y me has llenado de indignación.
Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer.