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Referencias Cruzadas

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Isaías 1:2

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

¡Oigan, cielos! ¡Escucha, tierra! Porque el Señor ha hablado: «Yo crie hijos y los hice crecer, pero ellos se rebelaron contra mí.

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37 Referencias Cruzadas  

Escuchen, cielos, y hablaré; oye, tierra, las palabras de mi boca.

Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes.

Escuchen, pueblos todos; presten atención la tierra y todo lo que hay en ella. Desde su santo templo el Señor, el Señor y Dios, será testigo en contra de ustedes.

hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ustedes de que muy pronto desaparecerán de la tierra que van a poseer al cruzar el Jordán. No vivirán allí mucho tiempo, sino que serán destruidos por completo.

Dios convoca a los altos cielos y a la tierra, para que presencien el juicio de su pueblo:

»El hijo honra a su padre y el siervo a su señor. Ahora bien, si soy tu padre, ¿dónde está el honor que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe? Yo, el Señor de los Ejércitos, les pregunto a ustedes, sacerdotes que desprecian mi nombre. »Y encima preguntan: “¿En qué hemos despreciado tu nombre?”.

Yo, en cambio, estoy lleno de poder, del Espíritu del Señor, de justicia y de fuerza, para echarle en cara a Jacob su delito; para reprocharle a Israel su pecado.

Escuchen, israelitas, esta palabra que el Señor pronuncia contra ustedes, contra toda la familia que saqué de Egipto:

Por eso, montes de Israel, escuchen la palabra del Señor y Dios. Así habla el Señor y Dios a los montes y a las colinas, a los canales de los ríos y a los valles, a las ruinas desoladas y a los pueblos deshabitados, saqueados y escarnecidos por los pueblos vecinos.

¡Tierra, tierra, tierra! ¡Escucha la palabra del Señor!

Escucha, tierra: Traigo sobre este pueblo una desgracia, fruto de sus maquinaciones, porque no prestaron atención a mis palabras, sino que rechazaron mi Ley.

Todo el día extendí mis manos hacia un pueblo rebelde, que va por mal camino, siguiendo sus propios pensamientos.

Porque este es un pueblo rebelde; son hijos mentirosos, hijos que no quieren escuchar la Ley del Señor.

El Señor ha dictado esta sentencia: «Ay de los hijos rebeldes que ejecutan planes que no son míos, que hacen alianzas contrarias a mi Espíritu, que amontonan pecado sobre pecado,

Entre llantos vendrán y entre consuelos los conduciré. Los guiaré a corrientes de agua por un camino llano en el que no tropezarán. Yo soy el padre de Israel; mi primogénito es Efraín.

¡Escúchenme, préstenme atención! ¡No sean soberbios, porque el Señor mismo lo ha dicho!

y en el desierto. Por todo el camino que han recorrido, hasta llegar a este lugar, ustedes han visto cómo el Señor su Dios los ha guiado, como lo hace un padre con su hijo».

Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.

Oigan esto, pueblos todos; escuchen, habitantes todos del mundo,

Israelitas, ¡vuélvanse a aquel contra quien ustedes se han rebelado tan abiertamente!

Naciones, ¡acérquense a escuchar! Pueblos, ¡presten atención! ¡Que lo oiga la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y todo lo que él produce!

Pero tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conozca ni nos reconozca Israel; tú, Señor, eres nuestro Padre; ¡tu nombre ha sido siempre «nuestro Redentor»!

«¡Vuélvanse, apóstatas, y los curaré de su infidelidad!». «Aquí estamos, a ti venimos, porque tú eres el Señor nuestro Dios.

Cuéntale una parábola a este pueblo rebelde, y adviértele que así dice el Señor y Dios: »“Coloca la olla sobre el fuego y échale agua.

Así que abandonó al Señor, Dios de sus antepasados, y no anduvo en el camino del Señor.

Esta es la palabra que el Señor dirigió a Miqueas de Moréset, durante los reinados de Jotán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Esta es la visión que tuvo acerca de Samaria y de Jerusalén.




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