Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana del arca que había hecho
Hazla de tres pisos con una abertura a un codo del techo y con una puerta en uno de sus costados.
Cuando Daniel se enteró de la publicación del decreto, se fue a su casa y subió a su dormitorio, cuyas ventanas se abrían en dirección a Jerusalén. Allí se arrodilló y se puso a orar y alabar a Dios, pues tenía por costumbre orar tres veces al día.
Las aguas siguieron bajando hasta que el primer día del mes décimo pudieron verse las cimas de las montañas.
y soltó un cuervo, el cual estuvo volando de un lado a otro a la espera de que se secara la tierra.