Las aguas siguieron bajando hasta que el primer día del mes décimo pudieron verse las cimas de las montañas.
Cuando Noé tenía seiscientos años, precisamente en el día diecisiete del mes segundo, se reventaron las fuentes del mar profundo y se abrieron las compuertas del cielo.
Poco a poco las aguas se fueron retirando de la tierra. Al cabo de ciento cincuenta días las aguas habían disminuido.
El día diecisiete del mes séptimo el arca se detuvo sobre las montañas de Ararat.
Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana del arca que había hecho