Tanto crecieron las aguas, que cubrieron las montañas más altas que hay debajo de los cielos.
Por la palabra y el agua, el mundo de aquel entonces pereció inundado.
Ciertamente son un engaño las colinas, y una mentira el estruendo sobre las montañas. Ciertamente en el Señor nuestro Dios está la salvación de Israel.
Si él retiene las lluvias, hay sequía; si las deja caer, se inunda la tierra.
Las aguas crecían y aumentaban cada vez más, pero el arca se mantenía a flote sobre ellas.
El nivel del agua subió más de quince codos por encima de las montañas.