y llegó a ver nacer a los hijos de Efraín hasta la tercera generación. Además, cuando nacieron los hijos de Maquir, hijo de Manasés, él los recibió sobre sus rodillas.
Ahora bien, los dos hijos que te nacieron aquí en Egipto, antes de que me reuniera contigo, serán considerados míos. Efraín y Manasés serán tan míos como lo son Rubén y Simeón.
porque los descendientes de José se habían dividido en dos tribus, Manasés y Efraín. Los levitas no recibieron tierras, solo algunas poblaciones con sus respectivos campos de cultivo y pastoreo.
Cuando Eliseo cayó enfermo de muerte, Joás, rey de Israel, fue a verlo. Echándose sobre él, lloró y exclamó: —¡Padre mío, padre mío, carro y jinete poderoso de Israel!