Su amigo respondió: —Esto no significa otra cosa que la espada del israelita Gedeón, hijo de Joás. ¡Dios ha entregado en sus manos a los madianitas y a todo el campamento!
Dentro de los próximos tres días el faraón lo indultará a usted y volverá a colocarlo en su cargo. Usted volverá a poner la copa del faraón en su mano, tal como lo hacía antes, cuando era su copero.
»Este es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, tuve. Ahora tú, Beltsasar, dime qué es lo que significa, ya que ninguno de los sabios de mi reino me lo pudo interpretar. ¡Pero tú sí puedes hacerlo, porque en ti reposa el espíritu de los santos dioses!».