Entonces su padre dijo: —Tráeme lo que has cazado, para que lo coma, y te daré mi bendición. Jacob sirvió y su padre comió. También le llevó vino y su padre lo bebió.
Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras: «El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el Señor.
Joab fue a comunicárselo al rey. Este mandó llamar a Absalón, quien se presentó ante el rey, hizo una reverencia y se postró rostro en tierra. A su vez, el rey recibió a Absalón con un beso.