Ahora bien, los filisteos habían cegado todos los pozos de agua que los siervos del padre de Isaac habían cavado.
—Acepta estas siete ovejitas —contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo.
Luego Abraham se quejó ante Abimélec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado.