—Sí, ya sé que has hecho todo esto con tu conciencia tranquila —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí.
»Porque así dice el Señor de los Ejércitos, cuya gloria fui enviado a buscar entre las naciones que los despojaron a ustedes: “La nación que toca a mi pueblo, toca la niña de mis ojos.