y se las entregué a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Maseías, en presencia de mi primo Janamel, de los testigos que habían firmado la escritura y de todos los judíos que estaban sentados en el patio de la guardia.
Booz, por su parte, subió hasta la puerta de la ciudad y se sentó allí. En eso pasó el pariente, que él había mencionado, responsable de redimirlas. —Ven acá, amigo mío, y siéntate —dijo Booz. El hombre fue y se sentó.
Efrón el hitita, que estaba sentado allí entre su gente, respondió a Abraham en presencia de todos ellos y de los que pasaban por la puerta de su ciudad:
Todos los que se reunían a la entrada de la ciudad estuvieron de acuerdo con Jamor y con su hijo Siquén, y fue así como todos los varones fueron circuncidados.