Todo esto demuestra que el Señor sabe librar de la tentación a los que viven con devoción a Dios, y sabe también guardar a los injustos para castigarlos en el día del juicio.
Entonces Moisés advirtió a la gente: —¡Aléjense de las tiendas de estos impíos! No toquen ninguna de sus pertenencias para que ustedes no perezcan por los pecados de ellos.
Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo: —¡Escápate! No mires hacia atrás ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas.
Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prometidos de sus hijas. —¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad porque el Señor está por destruirla! Pero ellos creían que Lot estaba bromeando,