Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco? —Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó él.
Abraham volvió a insistir: —No se enoje mi Señor, pero permítame seguir hablando. Tal vez se encuentren solo treinta. —No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó él.