Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve».
Jacob llamó a ese lugar Peniel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara y todavía sigo con vida».
Nuestros caminos están a la vista del Señor; él examina todas nuestras sendas.
Los ojos del Señor están en todo lugar, vigilando a los buenos y a los malos.
Si no hubiera estado conmigo el Dios de mi padre, el Dios de Abraham y el Temor de Isaac, seguramente me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y entonces anoche me hizo justicia.
Pero el ángel del Señor la encontró junto a un manantial en el desierto, el cual está en el camino a la región de Sur,
A ese sitio Abraham le puso por nombre: «El Señor provee». Por eso hasta el día de hoy se dice: «En el monte del Señor será provisto lo necesario».
Y con mucho temor, añadió: «¡Qué asombroso es este lugar! ¡Es nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo!».
Entonces Gedeón construyó allí un altar al Señor y lo llamó «El Señor es la paz», el cual hasta el día de hoy se encuentra en Ofra de Abiezer.
Y a pesar de que estos jefes de los israelitas contemplaron a Dios, él no les hizo daño. Así que comieron y bebieron juntos.
Cruzaba Jacob por el lugar llamado Peniel, cuando salió el sol. A causa de su cadera dislocada iba cojeando.