Pónganse en marcha y diríjanse a la región montañosa de los amorreos y a todas las zonas vecinas: el Arabá, las montañas, las llanuras occidentales, el Néguev y la costa, hasta la tierra de los cananeos, el Líbano y el gran río Éufrates.
Esta es la profecía sobre los animales del Néguev: Por tierra de dificultades y angustias, de leones y leonas, de serpientes veloces y venenosas, llevan ellos a lomo de burro las riquezas de esa nación inútil, y sus tesoros, a lomo de camello.
Cuando Dios me ordenó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que muestres tu amor por mí y que dondequiera que vayamos, digas siempre que soy tu hermano”.