Cuando Abram llegó a Egipto, los egipcios vieron que Saray era muy hermosa.
Pero yo digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.
Después de algún tiempo, la esposa de su amo empezó a mirarlo con deseo y le propuso: —¡Acuéstate conmigo!
los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon.
La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que era atractivo a la vista y era deseable para adquirir sabiduría; así que tomó de su fruto y comió. Luego dio a su esposo, que estaba con ella, y él también comió.
Por favor, di que eres mi hermana para que gracias a ti me vaya bien y me dejen con vida».
También los oficiales del faraón la vieron y fueron a contarle al faraón lo hermosa que era. Entonces la llevaron al palacio real.
Lea tenía ojos bonitos, mientras que Raquel era una mujer muy hermosa.