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Referencias Cruzadas

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Gálatas 2:1

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Catorce años después subí de nuevo a Jerusalén, esta vez con Bernabé, llevando también a Tito.

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20 Referencias Cruzadas  

Ahora bien, ni siquiera Tito, que me acompañaba, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego.

A Tito, mi verdadero hijo en esta fe que compartimos: Que Dios el Padre y Cristo Jesús nuestro Salvador te concedan gracia y paz.

Aristarco, mi compañero de cárcel, les manda saludos, como también Marcos, el primo de Bernabé. En cuanto a Marcos, ustedes ya han recibido instrucciones; si va a visitarlos, recíbanlo bien.

Entonces los demás judíos se le unieron en su hipocresía, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por esa conducta hipócrita.

Después de tres años, subí a Jerusalén para visitar a Cefas y me quedé con él quince días.

En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador entre ustedes; y en cuanto a los otros hermanos, son enviados de las iglesias, son una honra para Cristo.

Gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma preocupación que yo tengo por ustedes.

¿O es que solo Bernabé y yo estamos obligados a ganarnos la vida con otros trabajos?

Así que de común acuerdo hemos decidido escoger a algunos hombres y enviarlos a ustedes con nuestros queridos hermanos Bernabé y Pablo,

A Bernabé lo llamaban Zeus y a Pablo, Hermes, porque era el que dirigía la palabra.

Pero los judíos incitaron a mujeres muy distinguidas y fieles al judaísmo, también a los hombres más prominentes de la ciudad y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé. Por tanto, los expulsaron de la región.

Mientras participaban en el culto al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado».

Cuando Bernabé y Saulo cumplieron su servicio, regresaron de Jerusalén llevando con ellos a Juan, llamado también Marcos.

Así lo hicieron, mandando su ofrenda a los líderes religiosos por medio de Bernabé y de Saulo.

Después partió Bernabé para Tarso en busca de Saulo

Aun así, me sentí intranquilo por no haber encontrado allí a mi hermano Tito, por lo cual me despedí de ellos y me fui a Macedonia.

En efecto, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados columnas, al reconocer la gracia que yo había recibido, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de compañerismo, de modo que nosotros fuéramos a los no judíos y ellos a los judíos.




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