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Referencias Cruzadas

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Éxodo 4:21

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

El Señor había advertido a Moisés: «Cuando vuelvas a Egipto, asegúrate de hacer ante el faraón todos los prodigios que te he dado el poder de realizar. Yo, por mi parte, endureceré su corazón para que no deje ir al pueblo.

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34 Referencias Cruzadas  

Así que Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla y endurece a quien él quiere endurecer.

¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te temamos? Vuelve por amor a tus siervos, por las tribus que son tu herencia.

porque el Señor endureció el corazón de los enemigos para que entablaran guerra con Israel. Así serían exterminados sin compasión alguna, como el Señor había ordenado a Moisés.

«Les ha cegado los ojos y endurecido el corazón, para que no vean con los ojos ni entiendan con el corazón ni se arrepientan; y yo los sane».

El Señor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, para que saliera en persecución de los israelitas, los cuales marchaban con aire triunfal.

Tal como el Señor lo había advertido por medio de Moisés, el corazón del faraón fue endurecido y ya no dejó que los israelitas se fueran.

Pero el Señor endureció el corazón del faraón y, tal como el Señor se lo había advertido a Moisés, no quiso el faraón saber nada de Moisés ni de Aarón.

A pesar de esto, y tal como lo había advertido el Señor, el corazón del faraón se endureció y no les hizo caso.

Entonces manifestaré mi poder y heriré de muerte a los egipcios con todas las maravillas que realizaré entre ellos. Después de eso el faraón los dejará ir.

Pero el Señor endureció el corazón del faraón y este no dejó que los israelitas se fueran.

Yo endureceré el corazón del faraón y, aunque haré muchas señales milagrosas y prodigios en Egipto,

Haz insensible el corazón de este pueblo; endurece sus oídos y cierra sus ojos, no sea que vea con sus ojos, oiga con sus oídos y entienda con su corazón, se convierta y sea sanado».

Yo, por mi parte, endureceré el corazón del faraón para que los persiga. Voy a cubrirme de gloria a costa del faraón y de todo su ejército. ¡Y los egipcios sabrán que yo soy el Señor!». Así lo hicieron los israelitas.

y también: «una piedra de tropiezo y una roca que hace caer». Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados.

Para estos somos olor de muerte que los lleva a la muerte; para aquellos, olor de vida que los lleva a la vida. ¿Y quién es competente para semejante tarea?

Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer.

a quienes les cambió su sentir para que odiaran a su pueblo y se confabularan contra sus siervos.

»Y aquel espíritu respondió: “Saldré y seré un espíritu mentiroso en la boca de todos sus profetas”. Entonces el Señor ordenó: “Ve y hazlo así, que tendrás éxito en seducirlo”.

Desde Aroer, que está a la orilla del arroyo Arnón, hasta Galaad, no hubo ciudad que nos ofreciera resistencia; el Señor nuestro Dios nos entregó las ciudades una a una.

Pero el Señor dijo: «Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre porque no es más que un mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años».

Pero una vez más el faraón endureció su corazón y no dejó que el pueblo se fuera.

El Señor dijo a Moisés: «Ve a hablar con el faraón. En realidad, soy yo quien ha endurecido el corazón del faraón y sus funcionarios, para realizar entre ellos mis señales milagrosas.

Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y este no quiso dejarlos ir,

aunque ya el Señor había advertido a Moisés que el faraón no les iba a hacer caso, que tenía que ser así para que las maravillas del Señor se multiplicaran en Egipto.

Moisés y Aarón realizaron ante el faraón todas estas maravillas; pero el Señor endureció el corazón del faraón, y este no dejó salir de su país a los israelitas.

ni de sus señales milagrosas en Egipto, ni de sus portentos en la región de Zoán,

Yo sé bien que el rey de Egipto no va a dejarlos ir, a no ser por la fuerza.

Las ranas se apartarán de ti y de tus casas, de tus funcionarios y de tu pueblo, y se quedarán únicamente en el Nilo.

Pero en cuanto el faraón experimentó alivio, endureció su corazón y, tal como el Señor lo había advertido, ya no quiso saber nada de Moisés ni de Aarón.

Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios, para que los persigan. Voy a cubrirme de gloria a costa del faraón y de su ejército, y de sus carros y jinetes.




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