»Los jefes de Israel te harán caso. Entonces ellos y tú se presentarán ante el rey de Egipto y dirán: “El Señor, Dios de los hebreos, ha venido a nuestro encuentro. Déjanos hacer un viaje de tres días al desierto, para ofrecerle sacrificios al Señor nuestro Dios”.
por lo que el pueblo creyó. Y al oír que el Señor había estado pendiente de ellos y había visto su aflicción, los israelitas se postraron y adoraron al Señor.
—¿Y quién te nombró gobernante y juez sobre nosotros? —respondió aquel—. ¿Acaso quieres matarme a mí como mataste al egipcio? Esto causó temor en Moisés, pues pensó: «¡Ya se supo lo que hice!».
Además, Dios dijo a Moisés: —Di esto a los israelitas: “El Señor, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a ustedes. »”Este es mi nombre eterno; este es mi nombre por todas las generaciones”.
»Y tú, anda, reúne a los jefes de Israel y diles: “El Señor, Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: ‘Yo he estado pendiente de ustedes. He visto cómo los han maltratado en Egipto.
—Señor, yo nunca me he distinguido por mi facilidad de palabra —objetó Moisés—. Y esto no es algo que haya comenzado ayer ni anteayer, ni hoy que te diriges a este siervo tuyo. Francamente, me cuesta mucho trabajo hablar.