Se acercó otro ángel y se puso de pie frente al altar. Tenía un incensario de oro y se le entregó mucho incienso para ofrecerlo, junto con las oraciones de todo el pueblo de Dios, sobre el altar de oro que está delante del trono.
El interior de este santuario, que medía veinte codos de largo por veinte de ancho por veinte de alto, lo recubrió de oro puro, y también recubrió de cedro el altar.
Salomón también mandó hacer los otros utensilios que estaban en el templo del Señor, es decir: el altar de oro; la mesa de oro sobre la que se ponía el pan de la Presencia;