Tomen de entre sus pertenencias una ofrenda para el Señor. Todo el que se sienta movido a hacerlo, presente al Señor una ofrenda de: »oro, plata y bronce
«Recibe estas ofrendas que te entregan, para que sean usadas en el ministerio de la Tienda de reunión. Tú se las entregarás a los levitas, según lo requiera el trabajo de cada uno».
Un día Joás ordenó a los sacerdotes: «Recojan todo el dinero que cada persona traiga al Templo del Señor como ofrenda sagrada, incluso el impuesto del censo, el dinero de promesas personales y todas las ofrendas voluntarias.