»El que mate a su padre o a su madre será condenado a muerte.
Tengamos en cuenta que la Ley no se ha instituido para los justos, sino para los malvados y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos. La Ley es para los que matan a sus propios padres, para los asesinos,
»Al que mira con desdén a su padre y desprecia a su anciana madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman los buitres.
»Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre.
«Maldito sea quien mate a traición a su prójimo». Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».
»Si el asesinato es premeditado, el asesino será condenado a muerte aun cuando busque refugio en mi altar.
»El que secuestre a otro y lo venda, o al ser descubierto lo tenga aún en su poder, será condenado a muerte.