Cuando los caballos y los carros del faraón entraron en el mar con sus jinetes, el Señor hizo que las aguas se les vinieran encima. Los israelitas, sin embargo, cruzaron el mar sobre tierra seca.
A la vista de ellos abriste el mar, y lo cruzaron sobre terreno seco. Pero arrojaste a sus perseguidores en lo más profundo del mar, como piedra en aguas impetuosas.
Por su parte, los sacerdotes que portaban el arca del pacto del Señor permanecieron de pie en tierra seca, en medio del Jordán, mientras todo el pueblo de Israel terminaba de cruzar el río por el cauce totalmente seco.
estas dejaron de fluir y formaron un muro a gran distancia, más o menos a la altura del pueblo de Adán, junto a Saretán. A la vez, dejaron de correr las aguas que fluían en el mar del Arabá, es decir, el mar Muerto, y así el pueblo pudo cruzar hasta quedar frente a Jericó.
entonces golpeó el agua con el manto y exclamó: «¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?». En cuanto golpeó el agua, el río se partió en dos y Eliseo cruzó.
Secará el Señor el golfo del mar de Egipto; pasará su mano sobre el río Éufrates y lanzará un viento ardiente; lo dividirá en siete arroyos para que lo puedan cruzar en sandalias.
¿No fuiste tú el que secó el mar, esas aguas del gran abismo? ¿El que en las profundidades del mar hizo un camino para que por él pasaran los redimidos?