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Referencias Cruzadas

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Éxodo 14:13

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

—No tengan miedo —les respondió Moisés—. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes. A esos egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos!

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36 Referencias Cruzadas  

Pero ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará. ¡Habitantes de Judá y de Jerusalén, no tengan miedo ni se acobarden! Salgan mañana contra ellos, porque el Señor, estará con ustedes”».

Y dijo Jahaziel: «Escuchen, habitantes de Judá y de Jerusalén, y escuche también usted, rey Josafat. Así dice el Señor: “No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército, porque la batalla no es de ustedes, sino mía.

En ese día el Señor salvó a Israel del poder de Egipto. Los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios tendidos a la orilla del mar.

—No tengas miedo —respondió Eliseo—. Los que están con nosotros son más que ellos.

digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos».

Bueno es esperar calladamente la salvación del Señor.

«Pero yo soy el Señor tu Dios desde que estabas en Egipto. No conocerás a otro dios fuera de mí ni hay otro salvador que no sea yo.

Saliste a liberar a tu pueblo, saliste a salvar a tu ungido. Aplastaste al rey de la perversa dinastía, ¡lo desnudaste de pies a cabeza! Selah

Yo, yo soy el Señor, fuera de mí no hay ningún otro salvador.

con estas palabras: «¡Escucha, Israel! Hoy vas a entrar en batalla contra tus enemigos. No te desanimes ni tengas miedo, no te acobardes ni te llenes de pavor ante ellos,

Así que no se rebelen contra el Señor ni tengan miedo de la gente que habita en esa tierra. ¡Ya son pan comido! No tienen quién los proteja, porque el Señor está de parte nuestra. Así que, ¡no les tengan miedo!

»¡Señor, espero tu salvación!

Ciertamente son un engaño las colinas, y una mentira el estruendo sobre las montañas. Ciertamente en el Señor nuestro Dios está la salvación de Israel.

»En Egipto viste la aflicción de nuestros antepasados; junto al mar Rojo escuchaste sus lamentos.

Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No tengas miedo, Abram. Yo soy tu escudo y muy grande será tu recompensa».

Tuya es, Señor, la salvación; ¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah

Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía.

El ángel dijo a las mujeres: —No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado.

Porque así dice el Señor y Dios, el Santo de Israel: «En el arrepentimiento y la calma está su salvación, en la serenidad y la confianza está su fuerza, ¡pero ustedes no lo quieren reconocer!

los oficiales se plantaron en medio del campo y lo defendieron, derrotando a los filisteos. Así el Señor los salvó y les dio una gran victoria.

¿Te enojaste, oh Señor, con los ríos? ¿Estuviste airado contra las corrientes? ¿Tan enfurecido estabas contra el mar que cabalgaste en tus caballos y montaste en tus carros victoriosos?

»Voy a destruirte, Israel, porque estás contra quien te ayuda.

—Yo soy Dios, el Dios de tu padre —le dijo—. No tengas temor de ir a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación.

—No tengan miedo —les respondió Moisés—. Dios ha venido a ponerlos a prueba, para que sientan temor de él y no pequen.

—¡Nadie va a morir hoy! —intervino Saúl—. En este día el Señor ha librado a Israel.

»Y ahora, préstenme atención y observen con sus propios ojos algo grandioso que el Señor va a hacer.

Dile que tenga cuidado y no pierda la calma; que no desfallezca su corazón ante el enojo ardiente de Rezín y Aram ni ante el hijo de Remalías; que no se descorazone a causa de esos dos tizones humeantes.

Esa noche se apareció el Señor y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No temas, que yo estoy contigo. Por amor a mi siervo Abraham, te bendeciré y multiplicaré tu descendencia».

Dios aplastará la cabeza de sus enemigos, la cabellera en forma de corona de los que persisten en pecar.

infundiéndoles confianza para que no temieran. Pero a sus enemigos se los tragó el mar.

No tendrás más que abrir bien los ojos para ver a los impíos recibir su merecido.

En cambio, mostraré mi amor al pueblo de Judá y la salvaré; pero no por medio de arco, ni de espada, ni de batallas, ni tampoco por medio de caballos y jinetes, sino por medio del Señor su Dios».




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