El rey Asuero respondió entonces a la reina Ester y a Mardoqueo el judío: —Debido a que Amán atentó contra los judíos, he dado sus propiedades a Ester y a él lo han colgado en la horca.
Ese mismo día el rey Asuero dio a la reina Ester las propiedades de Amán, el enemigo de los judíos. Mardoqueo se presentó ante el rey, porque Ester le había dicho cuál era su parentesco con ella.
Y Jarboná, uno de los eunucos que atendían al rey, dijo: —Hay una horca de cincuenta codos de altura, junto a la casa de Amán. Él mandó colocarla para Mardoqueo, el que intervino en favor del rey. —¡Cuélguenlo en ella! —ordenó el rey.