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Referencias Cruzadas

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Ester 4:1

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Cuando Mardoqueo se enteró de todo lo que se había hecho, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto, se cubrió de ceniza y salió por la ciudad dando gritos de amargura.

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27 Referencias Cruzadas  

Entonces me puse a orar y a dirigir mis súplicas al Señor mi Dios. Además de orar, ayuné y me vestí de luto y me senté sobre cenizas.

Por tanto, me retracto y me arrepiento en polvo y ceniza».

Al salir, se echó ceniza en la cabeza, se rasgó la túnica y con las manos a la cabeza se fue por el camino llorando a gritos.

Al oírlo, David y los que estaban con él se rasgaron las vestiduras.

Y Job, sentado en medio de las cenizas, tomó un pedazo de teja para rascarse.

Al enterarse de esto los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron las vestiduras y se lanzaron por entre la multitud, gritando:

«¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con muchos lamentos.

»Ya se acerca el gran día del Señor; a toda prisa se acerca. El clamor del día del Señor será amargo y aun el más valiente gritará.

Por eso lloraré y gritaré de dolor y andaré descalzo y desnudo. Aullaré como chacal y gemiré como avestruz.

»Y tú, hijo de hombre, con el corazón quebrantado y delante de ellos, llora con amargura.

¿Acaso el ayuno que he escogido es solo un día para que el hombre se mortifique? ¿Y solo para que incline la cabeza como un junco, se ponga ropa de luto y se cubra de ceniza? ¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al Señor?

Por eso dije: «Aparten su mirada de mí; voy a llorar amargamente. No insistan en consolarme: ¡mi pueblo ha sido destruido!».

Hesbón y Elalé claman a gritos, hasta Yahaza se escuchan sus clamores. Por eso gritan los valientes de Moab y se quedan sin aliento.

Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza y se dejó caer al suelo en actitud de adoración.

En cada provincia adonde llegaban el edicto y la orden del rey, había gran duelo entre los judíos, con ayuno, llanto y lamentos. Muchos de ellos, vestidos de luto, se tendían sobre la ceniza.

Ante esto, Josué rompió sus ropas y se postró rostro en tierra ante el arca del Señor y permaneció allí hasta la tarde. Los jefes de Israel hicieron lo mismo y echaron ceniza sobre su cabeza.

Al escuchar Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito aterrador y, lleno de amargura, le dijo: —¡Padre mío, te ruego que también a mí me bendigas!

Por mi parte, yo encargaré a mis dos testigos que, vestidos de luto, profeticen durante mil doscientos sesenta días».

Pero, como a nadie se le permitía entrar a palacio vestido de luto, solo pudo llegar hasta la puerta del rey.

Y Jacob se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y por mucho tiempo hizo duelo por su hijo.

Cuando el rey Ezequías escuchó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y fue al Templo del Señor.

Además, envió a Eliaquín, administrador del palacio, al cronista Sebna y a los sacerdotes más ancianos, todos vestidos de luto, para hablar con el profeta Isaías, hijo de Amoz.

»”La espada está lista para ser pulida y ser empuñada; afilada y pulida para las manos del asesino.




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