En cada provincia se debía emitir como ley una copia de la carta del edicto, el cual se comunicaría a todos los pueblos a fin de que estuvieran preparados para ese día.
También le dio una copia del texto del edicto promulgado en Susa que ordenaba el exterminio, para que se lo mostrara a Ester, se lo explicara y le ordenara que se presentara ante el rey para implorar clemencia e interceder en favor de su pueblo.