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Referencias Cruzadas

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Esdras 3:11

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Todos daban gracias al Señor y a una le cantaban esta alabanza: «Él es bueno; su gran amor por Israel perdura para siempre». Y todo el pueblo alabó con grandes aclamaciones al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo.

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32 Referencias Cruzadas  

»Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.

¡Aleluya! Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.

¡Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre!

Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos,

el grito de gozo y alegría, el canto del novio y de la novia, también la voz de los que traen al Templo del Señor ofrendas de acción de gracias y cantan: »” ‘Den gracias al Señor de los Ejércitos, porque el Señor es bueno, porque su gran amor perdura para siempre’. Haré que vuelvan del cautiverio de este país —afirma el Señor—, y volverán a ser como al principio”.

Alaben al Señor, porque el Señor es bueno; canten salmos a su nombre, porque eso es agradable.

Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.

Al ver los israelitas que el fuego descendía y que la gloria del Señor se posaba sobre el Templo, cayeron de rodillas al piso y, postrándose rostro en tierra, alabaron al Señor diciendo: «Él es bueno; su gran amor perdura para siempre».

¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión, pues es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!».

Los jefes de los levitas eran Jasabías, Serebías y Jesúa, hijo de Cadmiel. Cuando les llegaba el turno de servicio, sus parientes se colocaban frente a ellos para la alabanza y la acción de gracias; un grupo respondía al otro, según lo establecido por David, hombre de Dios.

¡Canten de alegría, cielos, que esto lo ha hecho el Señor! ¡Griten con fuerte voz, profundidades de la tierra! ¡Prorrumpan en canciones, montañas y bosques, con todos sus árboles! Porque el Señor ha redimido a Jacob, Dios ha manifestado su gloria en Israel.

Miriam les cantaba así: Canten al Señor, que se ha coronado de triunfo arrojando al mar caballos y jinetes.

De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen.

¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, victorioso y humilde. Viene montado en un burro, en un burrito, cría de asna.

Y se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo es el Señor de los Ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria».

¡Aplaudan, pueblos todos! ¡Aclamen a Dios con gritos de alegría!

Con ellos nombró a Hemán y a Jedutún; también a los demás que había escogido y designado por nombre para que alaben al Señor: «Su gran amor perdura para siempre».

Los dos coros ocuparon sus sitios en el Templo de Dios. Lo mismo hicimos yo, la mitad de los oficiales del pueblo,

Dios el Señor ha ascendido entre gritos de alegría y toques de trompeta.

Cuando todos escuchen el toque de trompeta, el pueblo deberá gritar a voz en cuello. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán y cada uno entrará sin impedimento».

A la séptima vuelta, los sacerdotes tocaron las trompetas y Josué ordenó al ejército: «¡Empiecen a gritar! ¡El Señor les ha entregado la ciudad!

Al resto del pueblo, en cambio, Josué le ordenó marchar en silencio, sin decir palabra alguna ni gritar hasta el día en que les diera la orden de gritar a viva voz.

Los trompetistas y los cantores alababan y daban gracias al Señor al son de trompetas, címbalos y otros instrumentos musicales. Y, cuando tocaron y cantaron al unísono: «Él es bueno; su gran amor perdura para siempre», una nube cubrió el Templo del Señor.

Porque el Señor es bueno, su gran amor perdura para siempre y su fidelidad permanece por todas las generaciones.

Señor, mi corazón no es orgulloso ni son altivos mis ojos; no busco grandezas desmedidas ni proezas que excedan a mis fuerzas.

¿Quién te crees tú, gigantesca montaña? Ante Zorobabel te convertirás en llanura. Y él sacará la piedra principal entre gritos de: ¡Dios la bendiga! ¡Dios la bendiga!”».

“¿Queda alguien entre ustedes que haya visto este Templo en su antiguo esplendor? ¿Qué les parece ahora? ¿No lo ven como muy poca cosa?




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