Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto,
Busquen al Señor, todos ustedes, los humildes de la tierra, los que obedecen sus órdenes. Busquen la justicia, busquen la humildad; tal vez encontrarán refugio en el día de la ira del Señor.
—¡Ah, generación incrédula! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho.
¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, victorioso y humilde. Viene montado en un burro, en un burrito, cría de asna.
Porque lo dice el Alto y Excelso, el que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados.
Por esto, despójense de toda inmoralidad y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles.