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Referencias Cruzadas

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Efesios 2:1

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados,

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21 Referencias Cruzadas  

Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus transgresiones. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados

pues por medio de él la ley del Espíritu de vida te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.

A causa de la ignorancia que los domina y por la dureza de sus corazones, estos tienen oscurecido el entendimiento y están alejados de la vida que proviene de Dios.

Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a quienes a él le place.

Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte.

—Yo soy el camino, la verdad y la vida —contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.

porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo».

En cambio, la viuda que se entrega al placer ya está muerta en vida.

Les aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.

Así está escrito: «El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente»; el último Adán, en el Espíritu que da vida.

El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.

»Escribe al ángel de la iglesia de Sardis: »Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: »Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero en realidad estás muerto.

Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”».

Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ha sido hallado”. Así que empezaron a hacer fiesta.

—Sígueme —contestó Jesús— y deja que los muertos entierren a sus muertos.

El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos y por consiguiente todos murieron.

Cuando el Señor percibió el grato aroma, se dijo a sí mismo: «Aunque la inclinación del corazón del ser humano es perversa desde su juventud, nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa suya. Tampoco volveré a destruir a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo.




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