¿Por quién, pues, decidirse? Entre todos los vivos hay esperanza, pues vale más perro vivo que león muerto.
El sepulcro nada te agradece; la muerte no te alaba. Los que descienden a la fosa nada esperan de tu fidelidad.
¿Qué esperanza tienen los impíos cuando son eliminados, cuando Dios les quita la vida?
Hay un mal en todo lo que se hace bajo el sol: todos tienen un mismo final. Además, el corazón del hombre rebosa de maldad; la necedad está en su corazón toda su vida y después de eso la muerte.
Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada; tampoco tienen recompensa, pues su memoria cae en el olvido.