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Referencias Cruzadas

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Eclesiastés 5:2

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

No te apresures, ni con la boca ni con el corazón, a hacer promesas delante de Dios; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus palabras.

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21 Referencias Cruzadas  

Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras.

El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua.

«Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!

»Ustedes deben orar así: »“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.

En medio de tantos sueños de vanidad y palabrerías, muestra temor a Dios.

Abraham dijo: —Reconozco que he sido muy atrevido al dirigirme así al Señor, yo que apenas soy polvo y ceniza.

Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de dominar todo su cuerpo.

De las muchas ocupaciones brotan los sueños y de las muchas palabras, las tonterías.

Trampa es consagrar algo sin pensarlo y más tarde reconsiderar lo prometido.

Luego Jacob hizo esta promesa: «Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que estoy haciendo, si me da alimento y ropa para vestirme,

Nuestro Dios está en los cielos y puede hacer todo cuanto quiere.

Abraham volvió a decir: —No se enoje mi Señor, pero permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren solo diez. —Aun por esos diez no la destruiré —respondió él por última vez.

Abraham volvió a insistir: —No se enoje mi Señor, pero permítame seguir hablando. Tal vez se encuentren solo treinta. —No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó él.

Y Jefté hizo una promesa solemne al Señor: «Si verdaderamente entregas a los amonitas en mis manos,

Y prometió bajo juramento: —Te daré cualquier cosa que me pidas, aun cuando sea la mitad de mi reino.

Y esta piedra conmemorativa que yo erigí será casa de Dios y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte».

»Si alguien hace uno de esos juramentos que se acostumbra a hacer a la ligera, y sin saberlo jura hacer bien o mal, ha pecado. Pero al darse cuenta, será culpable de haber hecho ese juramento.

Las palabras del sabio son placenteras, pero los labios del necio son su ruina;

sus primeras palabras son necedades y las últimas, terribles locuras.




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