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Referencias Cruzadas

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Eclesiastés 1:2

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Vanidad de vanidades —dice el Maestro—, vanidad de vanidades, ¡todo es vanidad!

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23 Referencias Cruzadas  

Todo ser humano es como un suspiro; sus días son fugaces como una sombra.

pues fue sometida a la frustración, no por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza

Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es vanidad!

Vanidad de vanidades, ¡todo es vanidad! —dice el Maestro.

En realidad, Dios da sabiduría, conocimientos y alegría a quien es de su agrado; en cambio, al pecador le impone la tarea de acumular más y más, para luego dárselo todo a quien es de su agrado. Y también esto es vanidad; ¡es correr tras el viento!

¿Y quién sabe si este sería sabio o necio? Sin embargo, se adueñaría de lo que con tanto esmero y sabiduría logré hacer bajo el sol. ¡Y también esto es vanidad!

Luego observé todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas. Vi que todo era vanidad, un correr tras el viento, y que no había provecho bajo el sol.

Todos sus días están plagados de sufrimientos y tareas frustrantes; ni siquiera de noche descansa su mente. ¡Y también esto es vanidad!

Aborrecí entonces la vida, pues todo cuanto se hace bajo el sol me resultaba repugnante. Realmente, todo es vanidad; ¡es correr tras el viento!

Mas si el hombre vive muchos años, y todos ellos los disfruta, debe recordar que los días tenebrosos serán muchos y que lo venidero será vanidad.

Donde abundan las palabras, abunda la vanidad. ¿Y qué se gana con eso?

Vi a un hombre solitario, sin hijos ni hermanos. Nunca dejaba de afanarse; ¡jamás le parecían demasiadas sus riquezas! «¿Para quién trabajo tanto», se preguntó, «y me abstengo de las cosas buenas?». ¡También esto es vanidad y una penosa tarea!

Vi, además, que tanto el afán como el éxito en la vida despiertan envidias. Y también esto es vanidad; ¡es correr tras el viento!

Los seres humanos terminan igual que los animales; el destino de ambos es el mismo, pues unos y otros mueren por igual, y el aliento de vida es el mismo para todos, así que el hombre no es superior a los animales. Realmente, todo es vanidad

pues hay quienes ponen a trabajar su sabiduría y sus conocimientos y experiencia, para luego entregarle todos sus bienes a quien jamás movió un dedo. ¡Y también esto es vanidad y una enorme desgracia!

Aleja de tu corazón el enojo, aparta de tu cuerpo la maldad, porque juventud y vigor son pasajeros.

Y aunque es incontable la gente que sigue a los reyes, muchos de los que vienen después tampoco quedan contentos con el sucesor. Y también esto es vanidad; ¡es querer alcanzar el viento!

Me dije entonces: «Si al fin voy a acabar igual que el necio, ¿de qué me sirve ser tan sabio?». Y me dije: «También esto es vanidad».

¡El necio llegará a ser sabio cuando de un asno salvaje nazca un hombre!

Recuerda cuán efímera es mi vida. Al fin y al cabo, ¿para qué creaste a los mortales?

Amontoné plata, oro y tesoros que fueron de reyes y provincias. Tuve cantores y cantoras; disfruté de los deleites de los hombres: ¡formé mi propio harén!




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