Nadie se acuerda de las generaciones anteriores, como nadie se acordará de las últimas. ¡No habrá memoria de ellos entre los que habrán de sucedernos!
Nadie se acuerda jamás del sabio ni del necio; con el paso del tiempo todo cae en el olvido; lo mismo mueren los sabios que los necios.
Ruina sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciudades y hasta su recuerdo se ha desvanecido.
Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada; tampoco tienen recompensa, pues su memoria cae en el olvido.
Las cosas pasadas se han cumplido y ahora anuncio cosas nuevas; las anuncio antes que sucedan».
Hay quien llega a decir: «¡Mira que esto sí es una novedad!». Pero eso ya existía desde siempre, entre aquellos que nos precedieron.
Vi también a los malvados ser sepultados —los que solían ir y venir del lugar santo—; a ellos se les echó al olvido en la ciudad donde así se condujeron. ¡Y también esto es vanidad!