además se rebeló contra el rey Nabucodonosor, a quien había jurado lealtad. Sedequías fue terco y, en su obstinación, no quiso volverse al Señor, Dios de Israel.
»Les digo que este y no aquel volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido».
«Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “Como esta ciudad y todos sus pueblos vecinos se han obstinado en desobedecer mis palabras, voy a mandarles toda la calamidad que había prometido”».
Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia; además, es capaz de humillar a los soberbios.
»Así dice el Señor: »“Caerán los aliados de Egipto, se derrumbará el orgullo de su poder. Desde Migdol hasta Asuán caerán a filo de espada, afirma el Señor y Dios.
»Tú, que habitas en Dibón: desciende de tu lugar de honor y siéntate en el sequedal, porque el destructor de Moab te ataca y destruye tus fortificaciones.
»Desciende, siéntate en el polvo, hija virginal de Babilonia; siéntate en el suelo, hija de los babilonios, pues ya no hay trono. Nunca más se te llamará tierna y delicada.
¿Por qué se van a obstinar como lo hicieron los egipcios y el faraón? ¿No es cierto que Dios tuvo que hacerles daño para que dejaran ir a los israelitas?
El macho cabrío cobró gran fuerza, pero en el momento de su mayor grandeza se le rompió el gran cuerno. En su lugar brotaron cuatro grandes cuernos que se alzaron contra los cuatro vientos del cielo.
»”El rey hará lo que mejor le parezca. Se exaltará a sí mismo, se creerá superior a todos los dioses, y dirá cosas contra el Dios de dioses que nadie antes se atrevió a decir. Su éxito durará mientras la ira de Dios no llegue a su colmo, aunque lo que ha de suceder sucederá.
Envió el faraón gente a ver los ganados de los israelitas y se encontraron con que ni un solo animal había muerto. Sin embargo, el faraón había endurecido su corazón y no quiso dejar ir al pueblo.
Pero Ezequías no correspondió al favor recibido, sino que se llenó de orgullo. Eso hizo que la ira del Señor se encendiera contra él, también contra Judá y Jerusalén.
La orden de dejar el tocón y las raíces del árbol quiere decir que su reino le será devuelto, cuando haya reconocido que el verdadero reino es el del cielo.