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Referencias Cruzadas

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Daniel 2:11

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Lo que el rey pregunta es muy difícil. Nadie puede revelarlo a no ser los dioses, pero ellos no viven entre nosotros.

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25 Referencias Cruzadas  

En su reino, hay un hombre en quien reposa el espíritu de los dioses santos. En tiempo de su padre se descubrió que tenía percepción, inteligencia y sabiduría, semejante a la de los dioses. Su padre, el rey Nabucodonosor, lo nombró jefe de los magos, hechiceros, astrólogos y adivinos.

¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo».

Le contestó Jesús: —El que me ama obedecerá mi palabra y mi Padre lo amará; vendremos a él y haremos nuestra morada en él.

el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.

Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

—Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible.

Porque lo dice el Alto y Excelso, el que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados.

Habitaré entre los israelitas y seré su Dios.

Luego dijo a José: —Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú.

Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está el santuario de Dios! Él habitará en medio de ellos y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios.

¿Perdonaré la sangre que derramaron? ¡Claro que no la perdonaré!». ¡El Señor habita en Sión!

Aquí me tienen, con los hijos que el Señor me ha dado. Somos en Israel señales y presagios del Señor de los Ejércitos, que habita en el monte Sión.

«Este será para siempre mi lugar de reposo; aquí pondré mi trono, porque así lo deseo.

Cuando tú, Dios y Señor, ascendiste a las alturas, te llevaste contigo a los cautivos; recibiste ofrendas entre los hombres, aun de los rebeldes, para establecer tu morada.

»Pero ¿será posible que tú, Dios mío, habites en la tierra con la humanidad? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!

»Pero ¿será posible que tú, Dios mío, habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!

»No contaminarán la tierra donde vivan, y donde yo también habito, porque yo, el Señor, vivo entre los israelitas».

«Este es el dedo de Dios», admitieron los magos ante el faraón, pero este había endurecido su corazón; así que no hizo caso, tal como el Señor lo había advertido.

Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó muy preocupado, mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los dos sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.

»Persiste, entonces, con tus encantamientos y con tus muchas hechicerías, en las que te has ejercitado desde la niñez. Tal vez tengas éxito, tal vez puedas provocar terror.

Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa, próspero en mi palacio,




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