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Referencias Cruzadas

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Apocalipsis 1:18

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Yo soy el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y sus dominios.

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32 Referencias Cruzadas  

Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él.

Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos.

Nuestro Dios es un Dios que salva; el Señor Soberano nos libra de la muerte.

»Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: »Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir:

Sobre sus hombros pondré la llave de la casa de David; lo que él abra, nadie podrá cerrarlo; lo que él cierre, nadie podrá abrirlo.

Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.

La muerte y sus dominios fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda.

El Hijo refleja el brillo de la gloria de Dios y es la fiel representación de lo que él es. Él sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas.

He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.

Cada vez que estos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,

que ha llegado a serlo no conforme a un requisito legal respecto a linaje humano, sino conforme al poder de una vida indestructible.

Es cierto que fue crucificado en debilidad, pero ahora vive por el poder de Dios. De igual manera, nosotros participamos de su debilidad, pero por el poder de Dios viviremos con Cristo para ustedes.

Yo sé que mi Redentor vive y que al final se levantará sobre el polvo.

El quinto ángel tocó su trompeta y vi que había caído del cielo a la tierra una estrella, a la cual se le entregó la llave del pozo del abismo.

Dentro de poco el mundo ya no me verá más, pero ustedes sí me verán. Y porque yo vivo, también ustedes vivirán.

pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios.

¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi Roca! ¡Exaltado sea el Dios de mi salvación!

Los cuatro seres vivientes exclamaron: «¡Amén!», mientras los ancianos se postraron y adoraron.

»Del Señor vienen la muerte y la vida; a unos hace bajar al sepulcro y a otros los levanta.

¿Te han mostrado las puertas de la muerte? ¿Has visto las puertas de la densa oscuridad?

Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descenderás hasta los dominios de la muerte. Si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, esta habría permanecido hasta el día de hoy.

Asustadas, se postraron hasta tocar el suelo con su rostro, pero ellos dijeron: —¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive?

Entonces Jesús dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera;

»Escribe al ángel de la iglesia de Esmirna: »Esto dice el Primero y el Último, el que murió y volvió a vivir:

Miré y apareció un caballo amarillento. El jinete se llamaba Muerte y el Hades lo seguía de cerca. Y se les otorgó poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por medio de la espada, el hambre, las epidemias y las fieras de la tierra.

y juró por el que vive por los siglos de los siglos, el que creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos y dijo: «¡El tiempo ha terminado!

Uno de los cuatro seres vivientes dio a cada uno de los siete ángeles una copa de oro llena del furor de Dios, quien vive por los siglos de los siglos.

El mar devolvió sus muertos, la muerte y sus dominios devolvieron los suyos; entonces cada uno fue juzgado según lo que había hecho.




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