Aunque se oculten en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los atraparé. Aunque de mí se escondan en el fondo del mar, allí ordenaré a la serpiente que los muerda.
»Voy a enviar a muchos pescadores —afirma el Señor—, ellos los pescarán a ustedes. Después enviaré a muchos cazadores; ellos los cazarán por todas las montañas, colinas y por las grietas de las rocas.
En aquel día el Señor castigará a Leviatán, la serpiente escurridiza, a Leviatán, la serpiente tortuosa. Con su espada violenta, grande y poderosa, matará al monstruo marino.
Cuando el día comenzó a refrescar, el hombre y la mujer oyeron que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles para que Dios no los viera.