La guerra entre las familias de Saúl y David se prolongó durante mucho tiempo. David consolidaba más y más su reino, en tanto que el de Saúl se iba debilitando.
Se extenderán su soberanía y su paz y no tendrán fin. Gobernará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con justicia y rectitud desde ahora y para siempre. Esto lo llevará a cabo el celo del Señor de los Ejércitos.
Pues ahora, ¡ánimo, Zorobabel!”, afirma el Señor. “¡Sé fuerte, Josué, hijo de Josadac! ¡Tú eres el sumo sacerdote! ¡Sé fuerte, pueblo de esta tierra!”, afirma el Señor. “¡Manos a la obra, que yo estoy con ustedes!”, afirma el Señor de los Ejércitos.
Cualquier encargo que David recibía de Saúl, lo cumplía con éxito, de modo que Saúl lo puso al mando de todo su ejército, con la aprobación de los soldados de Saúl y hasta de sus oficiales.
Yo he estado contigo por dondequiera que has ido y he aniquilado a todos tus enemigos. Y ahora voy a hacerte tan famoso como los más grandes de la tierra.
También puso guarniciones en Damasco, de modo que los arameos pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas las campañas de David, el Señor le daba la victoria.
También puso guarniciones en Edom; las estableció por todo el país, de modo que los edomitas pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas sus campañas el Señor le daba la victoria.