Has despejado el paso de mi camino, para que mis tobillos no se tuerzan.
Cuando camines, no encontrarás obstáculos; cuando corras, no tropezarás.
he apartado mis pasos; mis pies no tropiezan en tus sendas.
Él guardará los pasos de sus fieles, pero los malvados se perderán entre las sombras. »¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!
No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida.
No bien decía: «Mis pies resbalan», cuando ya tu gran amor, Señor, venía en mi ayuda.
Responde a mi clamor, Dios de mi justicia. Dame alivio cuando esté angustiado, apiádate de mí y escucha mi oración.
Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí.