Este se puso a desafiar a los israelitas, pero Jonatán, hijo de Simá, hermano de David, lo mató.
Si este siervo suyo ha matado leones y osos, lo mismo puede hacer con ese filisteo incircunciso, porque está desafiando al ejército del Dios viviente.
Dijo además el filisteo: «¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Elijan a un hombre que pelee conmigo!».
Luego le presentó a Sama y Samuel repitió: —Tampoco a este lo ha escogido el Señor.
Jonatán, tío de David, escriba inteligente, era consejero del rey. Jehiel, hijo de Jacmoní, cuidaba a los príncipes.
El primer hijo de Isaí: Eliab; el segundo, Abinadab; el tercero, Simá;
¿Dónde están el rey de Jamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvayin, de Hená o Ivá?».
Con el valle de por medio, los filisteos y los israelitas tomaron posiciones en montes opuestos.
Hubo una batalla más en Gat. Allí había otro gigante, un hombre altísimo que tenía veinticuatro dedos, seis en cada mano y seis en cada pie. Él también era descendiente de Rafa.
Esos cuatro gigantes, descendientes de Rafa, el guitita, cayeron a manos de David y de sus oficiales.
Sin embargo, Amnón tenía un amigo muy astuto que se llamaba Jonadab, hijo de Simá y sobrino de David.