Atacaremos a David, no importa dónde se encuentre; caeremos sobre él como el rocío que cae sobre la tierra. No quedarán vivos ni él ni ninguno de sus soldados.
La soberbia de tu corazón te ha engañado. Como habitas en las hendiduras de las rocas, en la altura de tu morada, te engañas a ti mismo, diciendo: ¿Quién podrá arrojarme a tierra?
Entonces Ben Adad le envió otro mensaje a Acab: «Que los dioses me castiguen sin piedad si queda en Samaria el polvo suficiente para que mis hombres se lleven un puñado».
Infórmense bien de todos los lugares donde se esconde y tráiganme datos precisos. Entonces yo iré con ustedes y, si es verdad que está en esa región, lo buscaré entre todos los clanes de Judá.
Tus tropas estarán dispuestas cuando manifiestes tu poder, ordenadas en santa majestad. De las entrañas de la aurora recibirás el rocío de tu juventud.
El remanente de Jacob será, en medio de muchos pueblos, como rocío que viene del Señor, como abundante lluvia sobre la hierba, que no depende de los hombres ni espera nada de ellos.