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Referencias Cruzadas

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2 Samuel 16:8

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

El Señor te está dando tu merecido por haber masacrado a la familia de Saúl para reinar en su lugar. Por eso el Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón. Has caído en desgracia, porque eres un asesino.

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18 Referencias Cruzadas  

David, por su parte, dijo: —¡Que tu sangre caiga sobre tu cabeza! Tu boca misma te condena al admitir que mataste al ungido del Señor.

Esto sucedió a fin de que la violencia contra los setenta hijos de Yerubaal y el derramamiento de su sangre recayera sobre su hermano Abimélec, que los había matado, y sobre los habitantes de Siquén, que habían sido sus cómplices en ese crimen.

Ellos derramaron la sangre de creyentes y de profetas, y tú les has dado a beber sangre, como se lo merecen».

Y ustedes, señores, ¿hasta cuándo cambiarán mi gloria en vergüenza? ¿Hasta cuándo amarán ilusiones vanas y buscarán la mentira? Selah

y muchos los que de mí aseguran: «Dios no lo salvará». Selah

David se los entregó a los gabaonitas y ellos los colgaron en un monte, en presencia del Señor. Los siete murieron juntos, ajusticiados en los primeros días de la siega, cuando se comenzaba a recoger la cebada.

Pero Abisay, hijo de Sarvia, exclamó: —¡Simí maldijo al ungido del Señor y merece la muerte!

Durante el reinado de David hubo tres años consecutivos de hambre. David pidió ayuda al Señor, y él le contestó: «Esto sucede porque Saúl y su sanguinaria familia asesinaron a los gabaonitas».

las amenazas del enemigo y la opresión de los malvados, pues me causan sufrimiento y con furia me atacan.

y dijo: —Ruego a mi señor que no tome en cuenta mi delito ni recuerde el mal que hizo este servidor suyo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén. Le ruego al rey que olvide eso.

»También encárgate de Simí, hijo de Guerá, ese benjamita de Bajurín que me lanzó terribles maldiciones cuando me dirigía a Majanayin. Es cierto que, cuando fue al Jordán a recibirme, le juré por el Señor que no lo condenaría a muerte.

Si he perjudicado al que estaba en paz conmigo, si he despojado sin razón al que me oprime,

Como el gorrión sin rumbo o la golondrina sin nido, la maldición sin motivo jamás llega a su destino.




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