2 Samuel 15:23

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Todo el pueblo lloraba a gritos mientras David pasaba con su gente y, cuando el rey cruzó el arroyo de Cedrón, toda la gente comenzó la marcha hacia el desierto.

Referencias Cruzadas

2 Samuel 16:2

—¿Qué vas a hacer con todo esto? —preguntó el rey. Siba respondió: —Los asnos son para que monte la familia de Su Majestad, el pan y la fruta son para que coman los soldados, y el vino es para que beban los que desfallezcan en el desierto.

Juan 18:1

Cuando Jesús terminó de orar, salió con sus discípulos y cruzó el arroyo de Cedrón. Al otro lado había un huerto en el que entró con sus discípulos.

1 Reyes 2:37

porque el día que salgas y cruces el arroyo de Cedrón podrás darte por muerto. Y la culpa será tuya.

Romanos 12:15

Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran.

Lucas 1:80

El niño crecía y se fortalecía en espíritu; y vivió en el desierto hasta el día en que se presentó públicamente al pueblo de Israel.

Mateo 3:3

Juan era aquel de quien había escrito el profeta Isaías: «Voz de uno que grita en el desierto: “Preparen el camino para el Señor, háganle sendas derechas”».

Mateo 3:1

En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea.

2 Crónicas 29:16

Después los sacerdotes entraron al interior del Templo del Señor para purificarlo. Sacaron al atrio del Templo todos los objetos impuros que encontraron allí, y los levitas los recogieron y los arrojaron al arroyo de Cedrón.

1 Reyes 15:13

Hasta destituyó a su abuela Macá de su puesto como reina madre, porque ella había hecho una imagen repulsiva de la diosa Aserá. Asá derribó la imagen y la quemó en el arroyo de Cedrón.

2 Samuel 15:22

—Está bien —contestó David—, ven con nosotros. Así que Itay el guitita marchó con todos los hombres de David y con las familias que lo acompañaban.

2 Samuel 15:28

Yo me quedaré en las llanuras del desierto hasta que ustedes me informen de la situación.

Jeremías 31:40

Todo el valle donde se arrojan los cadáveres y las cenizas, y todos los campos, hasta el arroyo de Cedrón y hasta la puerta de los Caballos, en la esquina oriental, estarán consagrados al Señor. ¡Nunca más la ciudad será arrancada ni derribada!».