Pero ahora que ha muerto, ¿qué razón tengo para ayunar? ¿Acaso puedo devolverle la vida? Yo iré adonde él está, aunque él ya no volverá a mí.
Todos sus hijos y sus hijas intentaban calmarlo, pero él no se dejaba consolar, sino que decía: «No. Guardaré luto hasta que muera y me reúna con mi hijo». Así Jacob siguió llorando la muerte de José.
—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso —le contestó Jesús.
Sé muy bien que me llevas a la muerte, a la morada final de todos los vivientes.
antes de mi partida sin regreso a la tierra de las sombras y de la densa oscuridad,
«Yo estoy a punto de ir por el camino que todo mortal transita. ¡Cobra ánimo y pórtate como hombre!