»¡Ay, mujeres de Israel! Lloren por Saúl, que las vestía con lujosa seda carmesí y las adornaba con joyas de oro.
¿Acaso una joven se olvida de sus joyas o una novia de su atavío? ¡Pues hace muchísimo tiempo que mi pueblo se olvidó de mí!
“Seguramente se están repartiendo el botín arrebatado al enemigo: una muchacha o dos para cada guerrero; telas de colores como botín para Sísara; una tela, dos telas, de colores bordadas para mi cuello. ¡Todo esto como botín!”.
Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados.
«Van huyendo los reyes y sus tropas; en las casas, las mujeres se reparten el botín:
¡Saúl! ¡Jonatán! Fueron amados y admirados, y en la vida y en la muerte, inseparables. Más veloces eran que las águilas y más fuertes que los leones.
»¡Cómo han caído los valientes en batalla! Jonatán yace muerto en tus alturas.
Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos.