Y a los ángeles que no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran día.
El diablo, que los había engañado, será arrojado al lago de fuego y azufre, donde están también la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
No voy a tratarte con piedad ni a tenerte compasión, sino que te haré pagar cara tu conducta y tus prácticas repugnantes. Así sabrás que yo soy el Señor.
»Por tanto, tan cierto como que yo vivo, declara el Señor y Dios: como ustedes han profanado mi santuario con sus ídolos repugnantes y con prácticas detestables, yo mismo los destruiré sin piedad ni compasión.
El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.
mientras que los ángeles, a pesar de superarlos en fuerza y en poder, no pronuncian contra tales seres ninguna acusación insultante en la presencia del Señor.
Tampoco perdonó al mundo antiguo cuando mandó un diluvio sobre los impíos, aunque protegió a ocho personas, incluyendo a Noé, predicador de la justicia.
Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio este ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!
Son violentas olas del mar que arrojan la espuma de sus actos vergonzosos. Son estrellas fugaces para quienes está reservada eternamente la más densa oscuridad.
Todo esto demuestra que el Señor sabe librar de la tentación a los que viven con devoción a Dios, y sabe también guardar a los injustos para castigarlos en el día del juicio.
No voy a tratarte con piedad ni a tenerte compasión, sino que te haré pagar cara tu conducta y tus prácticas repugnantes. Así sabrás que yo, el Señor, también puedo herir.
El Señor no querrá perdonarlo, sino que su ira y su celo arderán contra ese hombre. Todas las maldiciones escritas en este libro caerán sobre él, y el Señor hará que desaparezca hasta el último de sus descendientes.