Pero por la gracia de Dios soy lo que soy y la gracia que él me concedió no se quedó sin fruto. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.
porque conozco la buena disposición que ustedes tienen. Esto lo he comentado con orgullo entre los macedonios, les dije que desde el año pasado ustedes, los de Acaya, estaban preparados para dar. El entusiasmo de ustedes ha servido de estímulo a la mayoría de ellos.
Cuando estuve entre ustedes y necesité algo, no fui una carga para nadie, pues los hermanos que llegaron de Macedonia suplieron mis necesidades. He evitado serles una carga en cualquier sentido y seguiré evitándolo.
Esta ayuda, que es un servicio sagrado, no solo suple las necesidades de los creyentes, sino que también redunda en abundantes acciones de gracias a Dios.
no sea que algunos macedonios vayan conmigo y los encuentren desprevenidos. En ese caso nosotros —por no decir nada de ustedes—, nos avergonzaríamos por haber estado tan seguros.