y los habitantes de Bet Semes dijeron: «El Señor es un Dios santo. ¿Quién podrá presentarse ante él? ¿Y a dónde podremos enviar el arca para que no se quede entre nosotros?».
Pero ¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién podrá mantenerse en pie cuando él aparezca? Porque será como fuego de fundidor o jabón de lavandero.
Entonces toda la gente de la región de los gerasenos pidió a Jesús que se fuera de allí, porque les había entrado mucho miedo. Así que él subió a la barca para irse.
Yo soy el Señor su Dios, así que conságrense y manténganse santos, porque yo soy santo. No se hagan impuros por causa de los animales que se arrastran.
La gente de Asdod reconoció lo que estaba pasando y declaró: «El arca del Dios de Israel no puede quedarse en medio nuestro, porque ese Dios ha descargado su mano sobre nosotros y contra nuestro dios Dagón».