Ahora yo le pido que me haga caso a mí. Déjeme traerle algún alimento para que coma; así podrá recuperarse y seguir su camino.
Al verlo tan asustado, la mujer se acercó y dijo: —Yo, su sierva, le hice caso a usted y, por obedecer sus órdenes, me jugué la vida.
Pero Saúl se negó a comer. Sin embargo, sus oficiales insistieron al igual que la mujer, y por fin consintió. Se levantó del suelo y tomó asiento en la cama.